ROMA (Reuters) - Reacondicionar las rígidas leyes laborales de Italia se suponía que iba ser la reforma clave de Mario Monti.
Ello requería negociaciones prolongadas y a menudo acaloradas con sindicatos, empleadores y partidos políticos. Pero seis meses después de su aprobación las medidas parecen estar teniendo poco efecto en la contratación, el despido o el mercado laboral en general.
La intención del primer ministro tecnócrata era alentar la contratación permanente en lugar de los trabajos temporales y facilitar los despidos a las empresas durante los malos momentos económicos. Los negocios y sindicatos de trabajadores dicen que no está haciendo nada.
Monti, que dimitió como primer ministro el mes pasado, esperaba impulsar una tasa de empleo crónicamente baja y poner fin a un mercado laboral "dual" compuesto de trabajadores mayores sobreprotegidos y millones de jóvenes con trabajos temporales y sin derechos laborales.
Sin embargo, rápidamente contó con una fuerte oposición, liderada por el sindicato CGIL que encontró apoyo en el Partido Democrático (PD) de centroizquierda en el que confiaba para su mayoría y que ahora, según los sondeos, será el probable ganador de las elecciones de febrero.
Los sindicatos, que en su mayoría representan a los trabajadores mayores y más protegidos, celebraron una serie de huelgas y protestas para defender la actual protección laboral. La ministra de Trabajo, Elsa Fornero, que redactó la propuesta de reforma, se convirtió en una figura odiada por millones de trabajadores.
Después de suavizarse durante su paso por el Parlamento, la versión final del plan, aprobada en junio del año pasado, aliviaba ligeramente las restricciones al despido en las empresas grandes y medianas y hacía más costosa la contratación temporal.
Los sindicatos advirtieron de que esto podría llegar a la extensión del despido, mientras las empresas decían que desalentaría nuevas contrataciones. Seis meses después, los sindicalistas admiten que sus temores eran exagerados, pero los empleadores dicen que sus preocupaciones están siendo confirmadas.
"No hay pruebas de que las compañías estén despidiendo más con las nuevas leyes. Esto simplemente no está pasando", dijo Pierangelo Albini, responsable de asuntos laborales en el grupo de empresarios Confindustria.
No hay datos disponibles sobre el número de trabajadores que han sido despedidos con las nuevas leyes, pero incluso los sindicatos, que estudian la situación de cerca, estiman que la cifra es insignificante.
Fueron rápidos a la hora de denunciar casos aislados que implicaban a las empresas de telecomunicaciones Huawei y Vodafone, que atrajeron la atención de los medios italianos, aunque cada una no implicó a más de un par de trabajadores.
"La reforma en realidad no cambia mucho en términos de procedimientos de despido", dijo Michele Tamburini, abogado laboralista para un bufete estadounidense en Milán. "Potencialmente, podría facilitar el despido pero todo depende de cómo lo interpretan los jueces y casi nadie quiere comprobar eso".
Tamburini dio que él y sus colegas en otras firmas legales no habían visto aumentar las impugnaciones por despidos, como algunos comentaristas habían esperado.
SIGUEN LOS PROBLEMAS
Monti, que dice que se presentará a las elecciones del 24 y 25 de febrero, inicialmente defendió la reforma como un buen compromiso pero ahora reconoce sus límites y culpa al sindicato izquierdista CGIL por bloquear más cambios radicales.
En una nueva plataforma política presentada antes de Navidad instó a una "simplificación drástica" de las leyes del mercado laboral para "superar el dualismo entre los trabajadores protegidos y desprotegidos". Esos eran exactamente los objetivos que su reforma quería conseguir.
"Las intenciones de Monti sobre la reforma laboral eran buenas pero las políticas fueron todas equivocadas", dijo Riccardo Barbieri, de Mizuho International. "El PD no podía permitirle facilitar el despido en período preelectoral y en medio de una recesión".
A pesar de las críticas hacia algunas de sus reformas, a los inversores les encantaría que el ex comisario europeo se quedara después de las elecciones, idealmente a la cabeza de una mayoría más consistente que le permitiera sacar adelante su nuevo programa.
Decenas de miles de trabajadores han perdido sus empleos desde que se aprobó la reforma laboral, mientras las compañías cierran o se reducen, pero aún se deshacen de sus empleados con las antiguas condiciones en lugar de arriesgarse a las dificultades intentando sacar provecho de la reforma.
"Ha habido muy poco recurso a las nuevas normas", dijo Giorgio Santini, jefe de asuntos laborales del sindicato comercial CISL, el segundo mayor de Italia.
Una razón podría ser que los procedimientos para el despido son más complicados que nunca porque los cambios han elevado el poder facultativo de los tribunales.
La reforma hacía posible para las empresas privadas con más de 15 empleados despedir a trabajadores individuales por razones empresariales, como una caída en la demanda, sin tener necesariamente que readmitirlos si un juez fallaba que el despido era injustificado.
En las empresas más pequeñas, donde la protección laboral era mucho más débil, no ha cambiado nada con la reforma. El sector público, donde la protección es la más fuerte de todas, tampoco se ha visto afectado.
Los tribunales ahora pueden ordenar a las empresas que ofrezcan compensaciones financieras a los despedidos de forma improcedente en lugar de devolverles su puesto. Sin embargo, si el despido improcedente es por discriminación o razones disciplinarias, la readmisión todavía es obligatoria.
Los jueces ahora tienen que decidir no sólo si un despido es procedente sino si es debido a razones empresariales, disciplinarias o discriminación.
Santini, del sindicato CISL, dijo que un aspecto positivo de las nuevas leyes es que obligan a las empresas a coordinarse más con los sindicatos antes de intentar algún despido, lo que supone que despedir plantilla en realidad no se ha facilitado en absoluto.
Pero si el despido no se ha facilitado, la contratación se ha vuelto más difícil, según CISL y Confindustria.
Monti trató de impulsar el papel de los aprendices, tomando Alemania como modelo, para reemplazar los contratos temporales o "precarios" que son considerados la cara inaceptable del mercado laboral dual.
Pero estos contratos de aprendizaje no han conseguido despegar debido a la burocracia y a la norma constitucional de que los gobiernos regionales deben ser en parte responsables de organizar los cursos de aprendizaje.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dijo en noviembre que seguía siendo fundamental que Italia reformara su mercado laboral para hacerlo menos rígido. Sin embargo es poco probable que sindicatos o partidos de izquierdas consideren volver pronto sobre el asunto.
Tras seis meses, poco ha cambiado con la reforma laboral de Monti
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